La oportunidad hace al ladrón. Esto es especialmente cierto para los perros. Si deja comida o golosinas a su alcance, él las tomará. La máxima prioridad es: no se deje tentar al perro. Siempre está en busca de presas.
Ya sea en casa o en la naturaleza: ¡un perro quiere cazar!. Después de todo, sus genes no le dicen que su amante amante humano le servirá un plato rico y abundante cada vez que sea necesario, sino que tiene que tomar lo que pueda en todo momento.
Esto significa que si el asado o la pata de pollo se deja desatendido sobre la mesa, el primer impulso del perro será arañarlo. Hay autoproclamados "expertos" que aconsejan ponerle al perro bocadillos rellenos de pimientos picantes o pimienta como señuelo y enseñarle que lo que está tomando no es bueno para él. ¡Son métodos crueles e incluso ponen en peligro la salud de tu perro!
Es mejor vigilar de cerca al lobo hambriento mientras se escabulle por el departamento y termina los viajes a la cocina con un enérgico "¡No!" Los perros entienden lo que dice la gente. También debe intervenir si levanta la nariz hacia el tablero de la mesa. Tiene que aprender que hay áreas en la casa que simplemente no son de su incumbencia.
Evite que el perro robe comida de la mesa
No tiente a su perro La máxima prioridad, sin embargo, es: no se debe tentar al perro con una comida a la mano o a la pata, mejor dicho. Guarde todo lo que pueda animarlo a actuar como bribón, porque cada segundo volverá a intentarlo. No le arroje bocadillos mientras cocina o come, ni siquiera debe hacerle creer que tiene derecho a una parte de tu "botín" o los restos de él.Siempre trate de evitar y corregir esta conducta de atorrante. Porque incluso el perro puede tomar ciertos alimento que le son tóxicos para su organismo, como cebollas, picantes o incluso huesos de pollo.
Si ha de darle algo de la comida humana, carne, huesos o algún sano resto, hágalo siguiendo el ritual de la comida habitual, es decir, sírvaselo en su plato y en su lugar de comida habitual.
Si ha de darle algo de la comida humana, carne, huesos o algún sano resto, hágalo siguiendo el ritual de la comida habitual, es decir, sírvaselo en su plato y en su lugar de comida habitual.